Por ahora el diputado nacional por Jujuy, Manuel Quintar, se mantiene al margen del ruidazo que provocó la visita de legisladores del bloque de la Libertad Avanza a los genocidas, muchos señalan que el bloque libertario está partido por dentro. Aunque ninguno de sus legisladores se anime a romper, más allá de las tentaciones que ofrezca la autonomía que promueve Oscar Zago desde el MID, un puñado de heridos por la falta de conducción de Martín Menem se preparan para la confrontación interna.
El gesto más resonante de estas horas es la bronca manifiesta de Rocío Bonacci, la diputada embaucada por Beltrán Benedit para subirse a la Renault Master Blanca oficial del Congreso que llevó a la comitiva libertaria a entrevistarse con Alfredo Astiz y otros genocidas. La joven legisladora le hizo saber a Menem que permanecer en el bloque le causa "revulsión".
Públicamente, fue más moderada y dijo que no tuvo intención de concretar, ni concretó, "visita o contacto alguno con internos condenados en causas por delitos de lesa humanidad". Además, como advertencia interna reveló que "se tomaron fotografías de dicho encuentro -que no tengo en mi poder-, imágenes en las que no figuro, por no haber participado".
La incomodidad por la expedición hacia el penal donde moran los genocidas alcanza también a legisladores que evitaron pronunciarse pero entienden que hay un abismo entre la democracia y los condenados por los crímenes de lesa humanidad.