ENFOQUE Por Gustavo Lores (*)
Comienza la época de jornadas de puertas abiertas de las Universidades, de exhibición de las "ofertas académicas" de las Facultades y de las decisiones de los estudiantes que tienen la posibilidad de acceder a los beneficios de la educación superior. En general los jóvenes buscan respuestas a interrogantes convencionales:¿El título tiene potencial entre las ofertas de trabajo locales, regionales, nacionales e internacionales?; ¿Cuál es mi vocación?; ¿Qué carrera y en qué universidad estudiarán mis amigos o compañeros de Secundaria? o ¿Cuál es la experiencia, la tradición o el mandato familiar?
Cherine Fahdes investigadora residente en el Centro de Investigación Avanzada de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Sídney, Australia, recientemente publicó un artículo que contiene una serie de recomendaciones sobre preguntas relevantes que podrían ser tenidas en cuenta por los aspirantes a universitarios en "The Conversation", https://theconversation.com/global, revistadigital de difusión académica.
Hace hincapié en que un título no debería considerarse sólo una puerta de entrada al empleo, sino también como la base para una vida de desarrollo profesional y personal. Que la educación universitaria tampoco consiste únicamente en alcanzar el dominio una materia, sino en adquirir habilidades transferibles, como la resolución de problemas, la comunicación y la capacidad de trabajar en diversas situaciones con diferentes personas. También debería contribuir a desarrollar la capacidad de evaluar críticamente las evidencias que se presenten en la actividad profesional. La elección de la carrera universitaria debería considerar su adaptabilidad necesaria para afrontar cambios en los perfiles de las posiciones de trabajo, además de encajar en las categorías laborales existentes.
Las cinco preguntas que Cherine Fahd recomienda a los futuros ingresantes universitarios al momento de elegir su futuro son:
1. ¿Qué habilidades desarrollaré durante el cursado de la carrera?
2. ¿Hay oportunidades de experiencia práctica?
3. ¿El curso me expondrá a diversos contextos culturales?
4. ¿Cómo fomenta esta carrera la resiliencia y el aprendizaje permanente ?
5. ¿Qué han hecho los graduados recientes con este título?.
Por otra parte, desde la mirada de una de las Universidades de Gestión Privada de más trayectoria en la Argentina, la Universidad de Palermo, se recomienda a los aspirantes, al momento de optar, algunas premisas relevantes:
1. Si no sabes cuál es tu vocación, si te gustan muchas cosas diferentes o si todos tus amigos ya decidieron qué van a estudiar y vos seguís pensando qué querés hacer, no te preocupes. Cada uno tiene su tiempo, date espacio para elegir con tranquilidad.
2. Conocete. Pensá qué te gusta hacer, cuáles son tus intereses, qué materias te resultan más fáciles y cuáles te traen más dificultad. Tus intereses y tu personalidad son importantes para elegir algo que disfrutes hacer y que te permita desplegar tu potencial.
3. Sé realista. Tené en cuenta si para empezar a estudiar tendrías que mudarte, cuánto tiempo de viaje tendrías hasta el lugar de cursado y cuántas horas por día vas a poder dedicar a estudiar.
Al reflexionar, considera si vas a trabajar mientras estudias y cuáles son las ocupaciones y profesiones de tu familia y de tu entorno. Incluir la realidad en la elección permite que evalúes si tu decisión es viable.
4. Investigá la oferta de cursos y carreras. Las carreras tradicionales son las más conocidas. Sin embargo, hay muchísimas más carreras universitarias que pueden sorprenderte y sobre las que podés investigar. Buscá en Internet, visitá las universidades, pedí información sobre las carreras que te interesan. Así vas a elegir basado en la seguridad que brinda conocer profundamente las opciones actuales y la carrera que te gusta.
5. Conversá con un profesional. Antes de tomar la decisión final, conversa con un graduado de las carreras que te interesan para conocer su experiencia y el campo laboral de cada una. Con su testimonio podés proyectar cómo sería tu futuro profesional y evaluar si es algo que te gusta, cuáles son las posibles actividades laborales y si te imaginás trabajando en esa profesión.
La elección de carrera debería ser un proceso personal que implica pensar en el futuro y evaluar diferentes alternativas. Lo que por lo general no plantean las Universidades dentro del márquetin de presentación de sus carreras es la realidad de los indicadores de rendimiento académico. Es decir, la formación a recibir, el esquema de cursada, los costos para afrontarla o el campo laboral son accesibles a través de la publicidad que realizan las autoridades de cada institución superior.
Sin embargo, en ningún caso, se advierte a los aspirantes de realidades tales como que de cada 100 ingresantes sólo se recibirá un puñado, cuyo número dependerá en parte de la carrera elegida y de la calidad de la gestión de la universidad pero que en la Argentina tiene su tope entre 5 y 20 y ninguno de ellos lo hará exactamente en el tiempo prometido por el plan de estudios, sino que la mayoría tardará en alcanzar el título casi el doble de la duración que se puede observar en el respectivo plan de estudios.
Esto significa que, al elegir una carrera, también se debe evaluar que probabilidades reales tendrá el joven de no quedar entre la amplia mayoría de los alumnos que nunca obtendrán su diploma. Es relevante para el interesado informarse del tipo de indicadores sensibles, como por ejemplo cuánto fue la duración real de la carrera para los graduados durante los últimos cinco años, o cuántos de los ingresantes se recibieron efectivamente, datos que por lo general se ocultan al momento de la promoción institucional del ingreso.
Elegir una carrera universitaria en un país como Argentina cuyo nivel de actividad económica, industrial, comercial,cultural y artística está descendiendo rápidamente, en el que sólo una pequeña porción de sus habitantes no vive en la pobreza o en la indigencia, no es un desafío menor.
Cuando se opta por la universidad pública, se debe asumir la responsabilidad de que el derecho a estudiar gratuitamente implica la obligación ineludible de resignar a la mínima expresión toda otra actividad paralela, con la obvia excepción del trabajo, que interfiera en el avance regular en la carrera. Carrera cuyos costos lo pagan todos los contribuyentes, desde el más pobre que nunca podrá ejercer la opción de acceder a estudios superiores hasta el de mayor poder económico. Cuando el aspirante pertenece a una familia que tiene la capacidad de solventar la cuota de una universidad de gestión privada el mismo compromiso lo deberá asumir con sus padres.
Conociendo la oferta de carreras, sus dificultades, tu personalidad, tus intereses y tu realidad podrás elegir con más seguridad tu camino universitario. Las estrategias mencionadas en este artículo pueden ser una guía, pero por encima de ella el protagonista es quien aspira a ser estudiante universitario. Se debe hacer cargo de diseñar su proyecto de vida. La educación superior puede y debería ser agradable. Sólo se requiere, en la mayoría de los casos, un esfuerzo importante de parte del alumno, de quien depende casi exclusivamente el resultado de su paso por la universidad.
(*) Ex Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Jujuy