HONRAS A LA VIRGEN DE LA ASUNCION Y EL TOREO DE LA VINCHA
El martes venidero los pocos pobladores de la pequeña localidad de Casabindo (distante a unos 50 kilómetros de esta ciudad), estarán de festejo, honrará a su santa patrona la Virgen de la Asunción y en el marco litúrgico se realizará el tradicional Toreo de la vincha. Este último, atraerá miles de turistas que llegarán desde distintas partes del país y del mundo, para apreciar un espectáculo único en Latinoamérica que interrumpirá por un día la paz y tranquilidad que predomina en esa comunidad.
Casabindo fue fundado en 1602 por Pedro Zamora a instancias de la autorización del encomendero Cristóbal Zanabria, luego se incorporó a los dominios del Marqués de Tojo con sede en Yavi.
En el siglo XVIII el pueblo cobró inusitada importancia al levantarse la iglesia, considerada la Catedral de la Puna. Ubicada frente a la plaza central la misma está construida en piedra, adobe y techo de a dos aguas de tejas españolas. En las esquinas del gran atrio, cercado por un muro de adobe de media altura, se ubican las cuatro capillas posas y al centro, la capilla miserere.
La fachada, de armoniosas proporciones y diseño austero, muestra dos torres cuadradas rematadas por cúpulas, que sirven como campanarios. En el interior se conservan importantes muestras de pintura cuzqueña entre las que se destaca una colección del siglo XVII denominada Angeles arcabuceros. La iglesia fue declarada Monumento histórico nacional en 1941 y el pueblo recibió el título de Lugar histórico Nacional en 1975.
Su fiesta patronal dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, se realiza cada 15 de agosto, en donde se lleva a cabo también el tradicional Toreo de la vincha, arraigada manifestación de religiosidad popular, originaria de la conquista y alimentada con el milenario espíritu coya de los pueblos puneños, que se ofrece en honor a la Virgen de la Asunción. El tradicional toreo es un homenaje que los casabindeños realizan a Pantaleón de la Cruz.
Los toreros no lucen trajes vistosos, tienen como arma solo su coraje y en la arena, jamás cae una gota de sangre de un toro.