Las Serranías de Hornocal, el cerro de los 14 colores en la Quebrada de Humahuaca

 Lo llaman “el cerro de los 14 colores”, aunque su nombre es Serranías de Hornocal. Algunos dicen que hasta contaron más de 30 tonalidades sobre sus laderas y lo cierto es que Jujuy tiene mucho de esto: lugares en los que la naturaleza juega a ser artista. Pero más que contarlos, lo que importa es que se disfrute un lugar único, porque de eso se trata la experiencia.

Partiendo desde la ciudad de Humahuaca, en el corazón de la Quebrada, Patrimonio de la Humanidad, se avanza por la ruta provincial 73 luego de cruzar el río Grande y a medida que se avanza, uno comienza a internarse en los cerros donde se destacan los cardones, y comenzar a conocer un sitio que no suele estar en los recorridos habituales.

Desde el mirador en las alturas, el cerro se muestra en todo su esplendor, donde los colores se reparten en infinitas forma de “v” con una geometría casi perfecta, producto de la erosión del viento y las lluvias sobre las montañas. Recomiendan visitarlo por la tarde, cuando el sol acentúa cada uno de sus tonos. Pero sea como sea, hay algo en lo que todos coinciden: el Hornocal tiene algo que no puede ser puesto en palabras, y hay que admirarlo.

La Serranía de Hornocal está ubicada a unos 25 kilómetros de la ciudad de Humahuaca, está escondida tras una intrincada vuelta por caminos de montaña, que llevan a encontrarse con esa magnífica vista de montañas multicolores que se recortan imponentes en el paisaje.

La altura y el ancho de las vetas de colores, se aprecian por completo desde el mirador de enfrente, una meseta bien plana que parece estar ahí con el único objetivo de ofrecer una soberbia panorámica.

Como se dijo anteriormente, está dentro del área declarada Patrimonio de la Humanidad, y es una combinación entre los conocidos cerro de Siete Colores, en Purmamarca, y el cerro Paleta del pintor, en Maimara.

De uno posee la impresionante variedad de colores, hay quienes ven hasta 3o tonalidades, y del otro, la pincelada marcada en forma de V invertida.



CIUDAD HISTORICA

Humahuaca, fue establecida por los españoles en tiempos de la Conquista. Es la postal colonial de una tierra milenaria, emplazada a 126 kilómetros desde esta ciudad (por la ruta nacional 9). La ciudad cuenta con una población de 12.000 habitantes y es uno de los tres pueblos quebradeños (junto a Tilcara y Purmamarca), con mayor oferta de servicios para el turismo.

Fundada por los españoles a fines del siglo XVI, constituyó uno de los más importantes centros de comercio del Alto Perú; hoy se la conoce como “Humahuaca, corazón de la Quebrada”, sus angostas calles empedradas y sus casas de adobe con los antiguos faroles de hierro colgando en cada puerta, hacen de ella una verdadera postal de tiempos coloniales.

Frente a la plaza “Sargento Gómez” se encuentra la iglesia “Nuestra Señora de la Candelaria”, construida en 1641, de impoluta fachada color blanco, conserva en su interior la imagen de la patrona local (la Virgen de la Candelaria) y una serie de pinturas del siglo XVIII que son testimonio de la Escuela de Cusco.

Contigua a la iglesia, hay una empinada y extensa escalera, poblada de puestos de venta de artesanías y ocasional escenario de artistas locales, que lleva al monumento a los Héroes de la Independencia. Desde su cima se obtiene una interesante vista panorámica imposible de no retratar con la cámara fotográfica.

LA TIERRA DE LOS COLORES

Hay que explorar la tierra de los colores y de los paisajes que provocan suspiros. El hogar de la famosa Quebrada de Humahuaca, el lugar donde las costumbres y los rituales ancestrales conectan con la Madre Tierra.

Jujuy, es la provincia más al norte de la Argentina. Si se habla de Jujuy, inmediatamente se piensa en la Quebrada de Humahuaca. Un lugar donde se puede explorar de cerca el corazón de pueblos legendarios, como Purmamarca con su cerro de los Siete Colores; Tilcara, con su famoso Pucará, y lógicamente Humahuaca.

Pero antes de llegar a Humahuaca para sorprenderse con las Serranías de Hornocal, vale adentrarse a Purmamarca y ascender por la Cuesta de Lipán, una de las más fascinantes de toda la Argentina, para llegar hasta las Salinas Grandes, ese enorme desierto blanco donde reinan la naturaleza y el silencio y, a veces, el horizonte se confunde con el cielo.

Jujuy es la tierra de los colores: cubren fantásticos cerros formando obras de arte naturales, están presentes en las artesanías y vibran en exquisitos platos típicos.

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