Reside en Rosario y es un prestigioso investigador en Microbiología
El jujeño y Doctor en Bioquímica Diego de Mendoza, obtuvo este año el Premio Fundación Bunge y Born Científicos 2021 por su producción de conocimiento científico de excelencia con impacto internacional en el estudio de las bacterias, y la continua contribución a la promoción y generación de recursos para el desarrollo de la ciencia. en el país.
Este año, la disciplina elegida fue Microbiología y el jurado internacional que seleccionó a los ganadores estuvo integrado por: Mirtha Flawiá (CONICET), Graciela Font de Valdéz (CERELA - CONICET Tucumán), Oscar Bottasso (UNR), Roberto Docampo (University of Georgia, EEEUU), Carlos Lanusse (CIVETAN, Universidad Nacional del Centro, Tandil), Marcelo Tolmasky (California State University Fullerton, EEUU) y Miguel Valvano (Queen's University of Belfast, Irlanda).
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Estos premios se entregan desde 1964, siendo uno de los reconocimientos más importantes del ámbito científico nacional. Son un reconocimiento a la trayectoria y aportes de los científicos argentinos. Entre los galardonadas se encuentran: el Premio Nobel argentino Luis Federico Leloir (1965, Medicina); e investigadores como: Rolf Mantel (1993, Economía), Roberto Salvarezza (2012, Química), Gabriel Rabinovich (2014, Medicina Experimental), María B. Aguirre-Urreta (2016, Paleontología), Carlos Balseiro (2017, Física), Víctor Yohai (2018, Matemática) y Sandra Díaz , Ecología).
Diego de Mendoza nació en Jujuy, es Bioquímico y Doctor en Bioquímica, por la UNT, y realizó un posdoctorado en la University of Illinois (EEEUU), donde inició sus estudios en microbiología molecular. Durante su carrera, principalmente realizada en Rosario, conformó equipos con los que descubrió -siendo pioneros a nivel mundial- una proteína que poseen las bacterias, que monitorea la temperatura ambiente y regula los lípidos de la membrana que las recubre. Esto permitió el desarrollo de aplicaciones biotecnológicas. Otro aporte fundamental fue el hallazgo de otra proteína que monitorea la cantidad de lípidos que necesitan sintetizar las bacterias para reproducirse, lo que también contribuyó al desarrollo de antibióticos que atacan la producción de esas grasas e impiden así el crecimiento de las bacterias. Ya hay empresas de biotecnología del país que aplican estos descubrimientos para el desarrollo de biocombustibles, diseño de plásticos biodegradables o uso de microorganismos para la biotransformación de residuos agroindustriales en productos de alto valor agregado.
Es Investigador Superior del Conicet y Profesor Honorario de las universidades de Rosario y Tucumán. En 1995, junto a otros investigadores, creó el Programa Multidisciplinario de Biología Experimental de Conicet (PROMUBIE), en la UNR para el desarrollo y perfeccionamiento de científicos. En 1999 derivó en la creación del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario.
El jurado reconoció: "Su dedicación permanente a la producción de conocimiento científico con impacto internacional, la formación de recursos humanos, las tareas de gestión en los organismos de ciencia nacional y su continua contribución a la promoción y generación de recursos para el desarrollo de la ciencia en el país", señalaron desde la fundación.