HAY UNA MUJER DETENIDA
Los investigadores del crimen del financista Carlos Molina, asesinado de un tiro en el pecho en noviembre pasado en un departamento del barrio porteño de Almagro, creen que una mujer que está detenida por el hecho y un hombre que se encuentra prófugo conformaban una banda criminal que contactaba "arbolitos" y, tras obtener su confianza mediante algunas transacciones, los citaban para robarles sumas millonarias.
Fuentes judiciales informaron que si bien para el fiscal Criminal y Correccional 36, Marcelo Munilla Lacasa, además de esos dos imputados hubo al menos una segunda mujer y un hombre involucrados en la maniobra, el juez le dictó la falta de mérito a la primera y consideró que no hay elementos suficientes aun para llamar a indagatoria al segundo.
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Mediante la investigación estableció que Molina (34) fue asesinado luego de ser citado el pasado 19 de noviembre de 2021 al departamento "C" del piso 10 de un edificio ubicado en la avenida Díaz Vélez al 3700, en el mencionado barrio porteño, para realizar el cambio de 7.500 dólares.
Según consta en el procesamiento dictado por el magistrado Fernando Caunedo, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 10 -al que tuvo acceso Télam-, Molina fue citado en tres oportunidades por una mujer que se identificó como "Camila", con quien realizó dos operaciones de compra venta de 1.200 y 3.000 dólares, y quien días después le solicitó efectuar una tercera de 15 mil.
"El damnificado ese mismo día (el del crimen) le dijo que esa cantidad de dinero era muy grande y que prefería repartirlo en dos partes de 7.500 dólares", según los pesquisas.
De acuerdo a constancias de la causa, la responsable de contactar al financista fue Julieta Lacivitta -quien se hacía llamar "Camila"- y el actualmente prófugo apodado "Cala" o "Calabaza", pareja de Estefanía Vanesa Romero, una mujer que inicialmente fue detenida, quedó bajo arresto domiciliario y finalmente fue liberada por falta de mérito.
Para el fiscal, también pudo estar implicado un joven hijo del dueño del departamento, quien tras el crimen de Molina se presentó espontáneamente y dijo haberle dado las llaves del inmueble un hombre que a su vez conoce a la acusada Lacivitta,
Si bien para la fiscalía esa versión fue sospechosa, para el juez no sirve como única prueba para llamarlo a indagatoria.
Una fuente con acceso a la causa dijo que una de las principales hipótesis es que estas cuatro personas conformarían una organización delictiva dedicada a robarle a los denominados "arbolitos", aprovechando que éstos se ven imposibilitados de denunciar los hechos por realizar una actividad ilegal.