SI UCRANIA RECIBE MISILES DE LARGO ALCANCE
Kiev - Dos puntos de la capital de Ucrania han sido atacados con misiles en la madrugada ayer. Cerca de las seis de la mañana, varios proyectiles golpearon dos barrios en el este de Kiev, en la orilla izquierda del río Dniéper. Las explosiones no han causado más que un herido, según el alcalde, Vitali Klitschko, pero sí importantes daños materiales.
La ciudad llevaba semanas en calma tras el último ataque, que dejó el 28 de abril un muerto en un edificio de viviendas. Kiev y Moscú se lanzan acusaciones sobre los objetivos alcanzados en la capital, mientras, en el campo de batalla de Donbás, en el este del país, sus ejércitos siguen disputándose el control de la ciudad de Severodonetsk, en la región de Lugansk.
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En la mañana de este domingo, los bomberos trabajaban en unas instalaciones de Kiev custodiadas por militares y en las que una construcción de unos 150 metros de largo por 50 de ancho había sido destruida en el barrio de Darnitsia. En esa ubicación aparece localizada, según mapas disponibles en internet, una planta de reparación y modernización de vehículos militares y de combate. El Gobierno ruso afirma que con este ataque ha destruido tanques modelo T-72 y carros de combate facilitados a Ucrania por países europeos, según fuentes del Ministerio de Defensa.
Las autoridades de Kiev desmienten a Moscú y afirman que los lugares bombardeados no almacenaban tanques. En el importante nudo ferroviario del barrio de Darnitsia y en su planta se reparan trenes y camiones que se emplean para exportar grano, según ha publicado en su perfil de Twitter el máximo responsable de la compañía de ferrocarriles, Oleksandr Kamishin. El director de la compañía eleva en su cuenta de Telegram a cuatro los misiles que alcanzaron sus infraestructuras, donde uno de los empleados resultó herido.
Además, la compañía nacional encargada de las plantas nucleares en Ucrania, Energoatom, sospecha que uno de los misiles llegados a la capital pasó volando muy bajo junto a una planta de la región de Mikolaiv, a orillas del mar Negro.
Con estos ataques, Kiev vuelve a entrar dentro de la ecuación de la guerra que comenzó el pasado 24 de febrero. Los de este domingo son los primeros sobre la urbe desde el que tuvo lugar el 28 de abril, cuando visitaba la capital el secretario general de Naciones Unidas, el portugués António Guterres. Una periodista de Radio Liberty que se encontraba en su casa murió aquel día por los daños causados en un edificio de viviendas.
Mientras, los combates desde entonces se han centrado en el este y el sur del país, aunque el Gobierno recuerda que la seguridad sigue en jaque en todo el territorio ucranio. El pasado 1 de junio otro ataque tuvo como escenario la región de Lviv, en el oeste y fronteriza con Polonia. Un misil dañó las vías del tren y dejó cinco heridos.
La región de Donbás -que incluye las provincias de Donetsk y Lugansk- sigue siendo el escenario donde tienen lugar los más intensos combates. Desde hace días militares ucranios y rusos se disputan calle a calle el control de la ciudad de Severodonetsk, en Lugansk. Tras reconocer hace unos días que el 70% de la localidad estaba en manos de las tropas invasoras, el gobernador, Serguéi Gaidai, ha dicho este domingo que los militares locales han recuperado algo de terreno y controlan la mitad de la localidad.
En tanto que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó ayer que las Fuerzas Armadas rusas atacarán nuevos objetivos si Occidente suministra a Ucrania misiles de largo alcance. "Si llegan a suministrarlos, sacaremos las conclusiones apropiadas y usaremos nuestras armas, que no nos faltan, para atacar aquellos objetivos que hasta ahora no hemos atacado", señaló en una entrevista con el Primer Canal de la televisión pública rusa.
Putin hizo esta advertencia después de que la Casa Blanca anunciara oficialmente un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 700 millones de dólares, que incluye lanzaderas múltiples de misiles HIMARS con un alcance de hasta 70 kilómetros. Estados Unidos tomó esta decisión después de que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, prometiera no usarlos contra territorio ruso.