El "taxímetro" marca 750 mil millones de dólares
Bruselas - La reconstrucción ucraniana pasa por Lugano, la capital del cantón suizo de Tesino, donde la Conferencia de Recuperación de Ucrania tiene como objetivo trazar las reglas del juego para aquello que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, definió, en el transcurso de su intervención, como "una tarea colosal".
Se necesitará dinero y mucho: el 'taxímetro' ya marca 750 mil millones de dólares, dijo el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal. Pero más aún, es necesario combinar "inversiones con reformas".
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El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, como de costumbre, lanzó la acusación: reconstruir Ucrania debe ser "la misión del mundo democrático". Se pide a Lugano que elabore una hoja de ruta creíble.
"La conferencia -explican los organizadores- abordará las actuales propuestas para la reconstrucción de Ucrania y la contribución que pueden hacer los socios internacionales: la agenda comprende en particular las prioridades, métodos y principios de la reconstrucción y aunque no es una conferencia de donantes tiene como objetivo subrayar el amplio apoyo de los socios internacionales para el proceso de reconstrucción en Ucrania".
El evento, al que asisten delegaciones de cerca de 40 países y 20 organizaciones internacionales, finalizará mañana con "la declaración de Lugano".
"Este es un paso crucial", resaltó Von der Leyen. Porque el desafío ahora se juega a largo plazo y Europa, en Ucrania, juega una parte importante de su futuro. El presidente de la Comisión la sintetizó así: "El objetivo del Kremlin es socavar la existencia misma de Ucrania como estado y debemos asegurarnos de que no solo gane la guerra sino también la paz".
Zelensky, conectado por videoconferencia, reiteró que lo que está en marcha no es una guerra localizada en el tiempo y el espacio, sino "un desafío al sistema europeo".
"Putin -advirtió el presidente ucraniano- quiere demostrar que Europa es débil y que no puede defender sus valores".
Modos diferentes para llegar al mismo punto. Ucrania al final del camino debe convertirse en un país moderno, bien administrado, libre de corrupción endémica y del poder excesivo de los oligarcas, gobernado por el estado de derecho. Solo así el Kremlin habrá perdido realmente y la UE podrá decir que ganó puntos geoestratégicos desde la entrada de Kiev en el club.
Shmyhal ilustró algunos pasajes-clave en el plan del gobierno para llevar a cabo la misión -incluida la creación de un mapa digital actualizado en tiempo real de todas las infraestructuras dañadas por los rusos durante la invasión- y relanzó la idea de que el que debe pagar la mayor parte de la reconstrucción sea Moscú, gracias a la incautación de activos congelados en Occidente.
Pero no serán suficientes, incluso en las perspectivas más halagueñas. Por lo tanto, Kiev deberá ser capaz de atraer capital y el gobierno tiene la intención de presentar proyectos de inversión concretos, para finalmente llegar a un "país más verde, más resiliente, a la medida de los sueños de las nuevas generaciones".
Pues parece increíble hablar de ello ahora que siguen cayendo las bombas, pero la Ucrania del futuro ya se presenta como "una oportunidad" para Europa (y sus empresas) y el próximo septiembre, en Praga, habrá una nueva conferencia para la reconstrucción.
"Estoy convencido de que Europa también saldrá de esta crisis más fuerte y más segura", dijo Petr Fiala, primer ministro de la República Checa (nuevo presidente del semestre de presidencia europea).
El objetivo es elaborar una especie de "Plan Marshall" de reconstrucción, en referencia al programa económico estadounidense que ayudó a levantar a Europa Occidental de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial.
La conferencia se había programado antes de que Rusia invadiera el país y su objetivo inicial era debatir sobre las reformas en Ucrania, incluida la lucha contra la corrupción endémica, pero la ofensiva rusa llevó a que se oriente hacia la reconstrucción.