El presidente estadounidense, Joe Biden, llegó este miércoles a Israel, escala inicial de su primera gira por Medio Oriente, con una valija cargada de desafíos, incluyendo el conflicto palestino-israelí, las tensiones por las aspiraciones nucleares de Irán y las polémicas negociaciones por el petróleo con la monarquía absolutista de Arabia Saudita.
Bajo un sol radiante, el avión presidencial estadounidense Air Force One aterrizó por la tarde en el aeropuerto internacional Ben Gurión de Tel Aviv, donde Biden fue recibido por el presidente israelí Isaac Herzog, el primer ministro Yair Lapid y el primer ministro alterno Naftali Bennett.
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Tras su llegada, el mandatario estadounidense fue llevado a recorrer parte del nuevo sistema de defensa antimisiles "Iron Beam" de Israel y a visitar el Yad Vashem, un monumento a las víctimas del Holocausto.
También tiene previstas reuniones con funcionarios israelíes y palestinos, recibir la Medalla de Honor Presidencial de Israel y visitar a los atletas estadounidenses que participan en los Juegos Macabeos, en los que participan miles de atletas judíos e israelíes de todo el mundo.
Después de Israel, el presidente estadounidense, de 79 años, visitará el viernes Arabia Saudita.
El avión presidencial hará un vuelo directo sin precedentes entre el Estado judío y la ultraconservadora monarquía del Golfo, que no reconoce a Israel.
El primer ministro Yair Lapid, quien llegó al cargo hace dos semanas, afirmó que las conversaciones con Biden "se enfocarán primordialmente en el tema de Irán".
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, dijo hoy que el viaje de Biden no aportará seguridad a Israel, informó la agencia de noticias AFP.
Israel insiste en que hará lo que sea necesario para contener las ambiciones nucleares iraníes, y se opone firmemente a la restauración del acuerdo nuclear de 2015 que alivió las sanciones contra Teherán
"Si las visitas de los funcionarios estadounidenses a los países de la región son para fortalecer la posición del régimen sionista y normalizar sus relaciones con algunos países, sus esfuerzos no brindarán seguridad" a Israel, dijo en un comunicado.
Israel se encuentra inmersa en el estancamiento político antes de las elecciones del 1 de noviembre, su quinta elección en menos de cuatro años.
Biden tiene además previsto reunirse mañana con el jefe de la oposición y ex primer ministro Benjamin Netanyahu.
La policía desplegará unos 16.000 hombres durante la visita y muchas carreteras quedarán cerradas en Israel y en Jerusalén, cuyo centro rastrillan las fuerzas del orden.
En la calle King David en Jerusalén, donde se alojará Biden, se colocaron banderas estadounidenses para celebrar la primera visita de un mandatario de ese país luego de la del republicano Donald Trump en 2017.
Tras su llegada al poder, Biden no revirtió la polémica decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Los palestinos reclaman a Jerusalén este, anexada por Israel, como capital para el Estado que quieren establecer en Cisjordania y la Franja de Gaza. Israel capturó esos territorios en una guerra en 1967 y desde entonces los ha colonizado, rechazando las exigencias palestina de evacuar los asentamientos y devolverle el control de los territorios.
Antes de la visita, dirigentes palestinos acusaron a Biden de incumplir su promesa de volver a convertir a Estados Unidos en un mediador imparcial en el conflicto.
"Solo escuchamos palabras vacías y nada de resultados", reclamó Jibril Rajoub, un dirigente del movimiento secular Al Fatah, del presidente palestino Mahmud Abbas.
El consejeros para la Seguridad Nacional estadounidense Jake Sullivan aseguró ayer que Washington restableció "vínculos diplomáticos casi cortados" con los palestinos desde el Gobierno de Trump, y se refirió a un apoyo financiero recuperado y un apoyo "inequívoco" a la creación de un Estado palestino.
Antes de viajar a Arabia Saudita, Biden se reunirá el viernes con Abbas en la ciudad de Belén, en la parte de Cisjordania ocupada por Israel, pero no se espera ningún gran anuncio para revivir el proceso de paz.
Los vínculos de Washington con los palestinos se tensaron en mayo con la muerte de la destacada periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh, cuando cubría una incursión del ejército israelí en Cisjordania ocupada.
La ONU determinó que la reportera de la cadena de noticias Al Jazeera, de Qatar, murió por disparos israelíes, aunque Washington apoyó la tesis israelí de que no hay evidencia de que hubiera ocurrido intencionalmente.
La familia de Abu Akleh dijo estar "indignada" por la respuesta del Gobierno de Biden, y la Casa Blanca no comentó sobre su solicitud de reunirse con el presidente en Jerusalén.
El viaje a Arabia Saudita del mandatario es considerado como parte del esfuerzo por estabilizar los mercados petroleros, sacudidos por la guerra en Ucrania, al acercarse a un país que durante décadas fue aliado estratégico de Estados Unidos y un importante abastecedor de crudo.
Israel espera que esa visita también sea el inicio de sus relaciones diplomáticas con Arabia Saudita.
Con ayuda estadounidense, Israel amplió su alcance regional en 2020 al formalizar las relaciones con tres nuevos países árabes: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos, que se suman a los acuerdos de paz de 1994 con Jordania y de 1979 con Egipto.
Si bien no se espera que Arabia Saudita reconozca al Estado judío en el futuro inmediato, un funcionario israelí indicó ayer que la visita de Biden es un paso importante.
Cuando era candidato a la presidencia, Biden dijo que buscaría convertir al reino en una nación "paria" por sus abusos contra los derechos humanos.
La relación se tensó aún más cuando Biden aprobó el año pasado la publicación de un informe de inteligencia de Estados Unidos que determinó que el príncipe heredero Mohamed bin Salman probablemente aprobó el asesinato en 2018 del periodista saudita Jamal Khashoggi dentro del Consulado saudita de Estambul, Turquía.