SILENCIO "CÓMPLICE" DEL PAPA FRANCISCO
Managua - "Amigos fieles, vengan, estoy siendo asediado", clamó el sacerdote Uriel Vallejos de la iglesia de la Divina Misericordia en Sébaco, un municipio agropecuario localizado al norte de Nicaragua, poco tiempo después de que antidisturbios allanaron la Capilla del Niño Jesús de Praga. Los oficiales reventaron candados, puertas y agredieron a feligreses al momento de cumplir una orden de allanamiento girada por el régimen de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. El objetivo de los policías, dijo el religioso, fue asaltar los equipos de la radio católica de esa parroquia.
Horas antes del asalto a la capilla, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones (Telcor) canceló las cinco radios católicas bajo la tutela de la Diócesis de Matagalpa. El encargado de este distrito católico es el obispo Rolando Álvarez, uno de los más críticos con el régimen y quien en mayo pasado fue rodeado por más de una semana por la policía, concluyendo el acoso con la censura del Canal Católico de Nicaragua.
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Álvarez es uno de los obispos más hostigados en la ofensiva que la pareja presidencial le ha declarado a la iglesia católica de Nicaragua desde 2018, cuando los obispos empezaron a mantener una posición crítica ante las violaciones a los derechos humanos y la perpetuación en el poder de los caudillos sandinistas. El encono con los prelados ha incluido el exilio forzado del obispo Silvio Báez y el párroco Edwin Román; iglesias asediadas constantemente, la expulsión exprés del nuncio vaticano Waldemar Sommertag en marzo pasado y la reciente condena a prisión de dos sacerdotes.
El allanamiento policial ha sido violento, según los testigos: los oficiales "dispararon balas al aire", detonaron lacrimógenos y golpearon a decenas de feligreses y ciudadanos que acudieron al llamado del párroco Vallejos. La transmisión en vivo en una página de Facebook de la iglesia asaltada muestra caos y pánico debido a la represión antimotín. Hasta la noche de este lunes aún no se precisaba el número de heridos en Sébaco, pero sí hay un ciudadano al que al parecer, dijo Vallejos, perdió el ojo por un perdigón.
Una hora después de iniciado el allanamiento, los oficiales rompieron los candados de la capilla y el techo, abriendo huecos por los que también penetraron. El templo fue completamente ocupado por los oficiales armados, mientras el párroco Vallejos se resguardó en la casa cural de la iglesia. Según testimonios de ciudadanos, las tropas especiales cortaron el fluido eléctrico y la escena de asalto quedó a oscuras.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) llamó al Estado de Nicaragua a cesar "de inmediato" este "atropello" contra de la Iglesia católica en Nicaragua. A su vez urgió a no reprimir a la ciudadanía. Quien ha guardado un silencio absoluto y cómplice ha sido el papa Francisco, critican opositores, ya que esta persecución es "la más grave que enfrenta la iglesia católica en la región".