AFIRMÓ LA ORGANIZACIÓN HUMAN RIGHTS WATCH
Managua - Tras el arresto de religiosos en Nicaragua, la subdirectora para las Américas de Human Rights Watch, Tamara Taraciuk, destacó el rol vital de la comunidad internacional frente a los nuevos actos represivos del régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
Respecto al silencio de algunos países de Latinoamérica sobre la dictadura en Nicaragua, Taraciuk sostuvo que "preocupa que haya países que no condenen las arbitrarias detenciones". Consideró que "la falta de atención sobre lo que está pasando en Nicaragua creo que responde a dos factores. Por un lado, los gobiernos de la región están muy preocupados por su coyuntura local, política, y un contexto global complejo, marcado por la guerra en Ucrania y el impacto económico de la pandemia".
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Y por otro lado, "creo que hay un cansancio sobre la crisis nicaragüense que puede tener que ver con la incapacidad de la comunidad internacional de conseguir concesiones del régimen. Y a veces, desgraciadamente, esta frustración se traduce en que Nicaragua termina estando menos en el radar".
En el encuentro de la OEA, 27 países condenaron "el hostigamiento" a la Iglesia católica, la persecución de la prensa y de las oenegés, y se exigió al Gobierno de Daniel Ortega que libere a los presos políticos. "La atención internacional sobre Nicaragua sirve para mostrar que hay un consenso amplio a nivel regional sobre lo que está ocurriendo. Estamos hablando de 27 de 34 países que respaldaron esta resolución, y también es un respaldo a quienes incansablemente luchan por la liberación de los presos políticos en Nicaragua, quienes están peleando por una transición a la democracia".
"Esto no quiere decir que automáticamente haya resultados concretos, lo cual genera críticas muy legítimas de que los esfuerzos no han servido para, en la práctica, frenar los abusos de Ortega", aclaró luego.
Agregó que "lo de Ortega es una dictadura brutal, y ante esto los países de América Latina que están comprometidos con los derechos humanos deberían priorizar medidas urgentes para proteger a la población nicaragüense, para establecer un camino claro para recuperar la democracia".
Taraciuk sostuvo luego que "el papel de la comunidad internacional es fundamental. En Nicaragua no hay ninguna institución o instancia a nivel interno que pueda forzar a Ortega a realizar concesiones. La prioridad es y debería ser, para cualquier acción internacional, un pedido claro de liberación de todos los presos políticos. Sin eso es muy difícil que se organice la sociedad civil y que haya opciones creíbles para que haya elecciones y competencia de poder en una futura transición".
Por último, "es importante que el papa Francisco juegue un papel vital, tanto en la protección de los miembros de la Iglesia que están siendo víctimas de la represión, como en un proceso más amplio para garantizar la liberación de los presos políticos y el restablecimiento de la democracia en Nicaragua".