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Lealtad de Carlos III al "Gobierno constitucional"
Londres- El rey Carlos III veló ayer lunes junto a sus hermanos el féretro de su madre Isabel II en la catedral de Saint Giles, en Edimburgo, mientras los ciudadanos desfilan delante de la capilla ardiente para despedir (hasta el día de hoy) a la que fue su soberana por siete décadas.
De espaldas al ataúd, el nuevo monarca, vestido con un kilt escocés, guardó durante unos 10 minutos uno de los lados, cabizbajo y en una clara señal de recogimiento. Sus otros tres hermanos Ana, Andrés y Eduardo velaron los otros lados del féretro.
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Previamente, los cuatro hijos de la reina Isabell II caminaron silenciosamente el lunes detrás de una carroza que llevaba el ataúd de su madre por una calle de la capital escocesa en la que se reunió una multitud a lo largo de un recorrido rumbo a una catedral donde se celebró a la fallecida monarca como "una constante en todas nuestras vidas por más de 70 años".
Cuatro días después de que la reina de 96 años falleciera en su adorado Castillo de Balmoral en las Tierras Altas de Escocia, se entonaron las notas de un gaitero militar mientras el féretro de roble, envuelto en el estandarte real, fue llevado desde el Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo bajo el sol de final del verano.
El rey Carlos III, con uniforme militar, la princesa Ana, el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo, caminaron detrás mientras la carroza se dirigía a la Catedral de San Giles, escoltada por oficiales del Regimiento Real de Escocia y un destacamento de la Guardia del Rey en Escocia, la Compañía Real de Arqueros.
Una vez dentro de St. Giles, el ataúd fue colocado sobre una base de madera y encima se depositó la Corona de Escocia, incrustada con 22 gemas y 20 piedras preciosas además de perlas de los ríos de Escocia. "Nos reunimos para que Escocia despida a nuestra fallecida monarca, cuya vida de servicio a la nación y al mundo celebramos. Y cuyo amor por Escocia era legendario", dijo el reverendo Calum MacLeod.
Antes, Carlos III renovó solemnemente su compromiso de lealtad al modelo británico de "gobierno constitucional" en el Palacio de Westminster, sede del Parlamento, tras seguir con expresión absorta los emotivos mensajes de condolencia que le dirigieron los presidentes de ambas cámaras por la muerte de la reina Isabel II.
El soberano, recordó la "insuperable entrega" de su "amada madre" a la patria y a sus deberes, y prometió seguir sus pasos. Luego, citando a Shakespeare, la definió como el "modelo de vida de todos los principios". Todos los presentes estaban vestidos de luto o con trajes tradicionales en el caso de funcionarios. En las primeras filas, entre otros, destacaban, de negro, los expremiers Theresa May y Boris Johnson, ambos todavía diputados.
