UNA MULTITUD SIGUIÓ EL CORTEJO FÚNEBRE EN LONDRES
Londres - El largo adiós a Isabel II, reina por antonomasia a los ojos del mundo por 70 años, consumó ayer otra etapa con el retorno definitivo a casa: más allá de las puertas de ese palacio que ella al principio no amó siquiera tanto, y que todavía fue "su" residencia oficial en el corazón de Londres desde cuando, con apenas 26 años, ascendió al trono de San Jaime en 1952.
Por última vez en el palacio de Buckingham. Un lugar en el que vuelve ahora encerrada en un féretro, luego de haber cerrado cuentas el 8 de setiembre con una página de la historia a los 96 años de edad en el refugio de la residencia escocesa de Balmoral. Acompañada por la conmoción y el homenaje de un pueblo que se agolpa en forma masiva en las calles de la isla: aquel pueblo que no más de tres meses atrás la había celebrado en ocasión del Jubileo de Platino de un reino récord.
También te puede interesar:
La jornada del último vuelo de la soberana globe trotter (117 países visitados durante su existencia) tiene cerca los movimientos, incluso en Edimburgo, donde se realizó el primer momento de la exhibición al público del féretro. Saludado en 24 horas de apertura de la cámara ardiente por más de 26.000 personas, no pocas de ellas con lágrimas, en la catedral de St. Giles, y entre sus pasillos a inaugurar la primera vigilia fueron los cuatro hijos de Su Majestad: el rey Carlos III, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo.
Del centro de la capital de Escocia, cuya gente no hizo faltar su calidez al presentarse en orden en centenares de miles en los bordes de las calles y de las plazas para reverenciar al cortejo fúnebre- los restos de Isabel II fueron finalmente trasladados al aeropuerto. Al son de los honores militares, el ataúd envuelto en el estandarte real fue cargado en un gigantesco avión C-17 Globemaster de la RAF para el trayecto hacia la base de Northolt. Y de allí, por la calle, en dirección a Londres y al palacio.
La entrada de otro baño de masas, en previsión del verdadero: de los millones de personas esperadas a partir de hoy, cuando el catafalco será expuesto por espacio de 4 días para el tributo de quien desee colocarse en fila por horas en Westminster Hall.
Exequias a las que fueron invitados más de 500 dignatarios extranjeros de cada rincón del planeta, incluidos jefes de Estado y de Gobierno como el presidente estadounidense, Joe Biden, o el mandatario italiano, Sergio Mattarella.Y de la que será excluida, según fuentes extraoficiales citadas por los medios, la participación de cualquier representación de la Rusia de Vladimir Putin: señalada sin sorpresas por el parecer del gobierno Tory de la neo primera ministra Liz Truss a causa de la guerra en Ucrania, como también su aliada Bielorrusia y la Birmania golpista.