Washington - Kristalina Georgieva, titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), remarcó ayer que el organismo no será flexible con el programa acordado con la Argentina pese a la "presión popular".
"Hay presión popular que va en dirección opuesta a lo que es mejor para ellos", manifestó ayer la titular del organismo durante la conferencia de presentación de la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial llevada a cabo en Washington.
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En este sentido, remarcó que el objetivo del programa es "reducir la inflación" y "proporcionar una plataforma para acelerar el crecimiento", por lo que esperan seguir trabajando por este camino con el ministro de Economía, Sergio Massa.
Respecto al titular del Palacio de Hacienda, Georgieva destacó su "compromiso de cumplir" las metas acordadas a principio de año y pidió al Gobierno "se tome muy en serio la necesidad de controlar la inflación", dado que es "lo que espera el pueblo argentino".
Aunque asumió que un programa "nunca está grabado a piedra", específicamente cuando las condiciones cambian, enfatizó que el FMI no será flexible "contra los intereses del pueblo argentino".
Así, insistió en que el objetivo del organismo es anclar la economía a través del programa acordado para, "con el tiempo", darle acceso a la argentina a los mercados.
"Hay factores políticos, existen en todos los países. Obviamente, estaremos siguiendo con mucha atención en el tiempo y actuaremos acorde", sumó Georgieva.
MASSA Y EL CLUB DE PARÍS
Mientras, el ministro de Economía, Sergio Massa, viajará a Francia a fines de octubre para cerrar la renegociación de la deuda por más de US$ 2.000 millones que el país mantiene con el Club de París.
El jefe del Palacio de Hacienda se reunió ayer en Washington con el secretario general del Club de París, Emmanuel Moulin, en el marco de la Asamblea anual del Fondo Monetario Internacional.
Tras ese encuentro se definió un viaje a Francia, a concretarse entre el 27 y el 28 de octubre. Las negociaciones incluirán el cronograma de pago y la tasa de interés del préstamo que los acreedores entre ellos, Estados Unidos, Alemania e Italia otorgaron a la Argentina. El ex ministro Martín Guzmán había logrado el año pasado que ese grupo de acreedores le diera más tiempo al país para abonar la deuda, decisión que permitió al Gobierno firmar un acuerdo con el FMI.
La Argentina busca refinanciar una deuda de US$2.400 millones y, con ese fin, intentará extender plazos y reducir las tasa de interés, que actualmente es del 9%. Esa tasa incluye una penalidad por la demora en los pagos de los últimos años, pero podría reducirse cuando logre el acuerdo. Según voceros oficiales, el acuerdo con el Club de París tiene muy buenas perspectivas de cerrarse.
Además, durante su estada en Washington, Massa, agradeció que el directorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobara un giro de 700 millones de dólares para la Argentina y les hizo un pedido más a los organismos multilaterales.
Massa convocó a los organismos como el BID, el Banco Mundial y sobre todo al Fondo Monetario Internacional (FMI) a no computar como déficit a la inversión pública para el desarrollo que realizan los países.
"Eso condena a nuestros países a ser pobres", definió el ministro, y planteó que "si de verdad los multilaterales están pensados como instrumentos para el desarrollo, es clave que lo que invertimos en desarrollo desde nuestras cuentas públicas sea computado como inversión de desarrollo y no tomado simplemente como requisito para el cumplimiento de una meta fiscal".
Tras su regreso de EEUU, Massa tiene previsto convocar a empresarios y sindicalistas para acordar sendero gradual de precios y salarios.