Miles de familias jujeñas avanzan con los preparativos con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos y Fieles Difuntos que se conmemoran cada 1 y 2 de noviembre. Por ese motivo vienen adquiriendo los productos necesarios para rezar a sus santos y rendir homenaje a las almas, en una tradición cultural muy arraigada en la provincia y que se extiende a toda la región andina.
La creencia popular dice que a la noche, entre el Día de los Santos (1 de noviembre) y el de las Almas (2 de noviembre), las almas de los difuntos vuelven cada año a visitar las casas donde vivieron, por lo que sus familiares se preparan para recibirlas. Así, las familias procuran que la mesa sea abundante, con las tradiciones ofrendas de masa pan que imitan a las más variadas figuras como cruces, escaleras, coronas, animales, dulces y saladas, además de confituras, frutas y bebidas como la chicha.
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Las ofrendas se colocan el Día de Todos los Santos y se cubre la mesa con una variedad de flores y retratos de los difuntos, mientras los familiares y amigos del fallecido rezan hasta la medianoche, hora en que los alrededores del altar quedan vacíos hasta las primeras luces del alba, para no espantar la visita de su alma.
Por la mañana del Día de los Fieles Difuntos, los familiares se dirigen a los cementerios para visitar a sus muertos y llevarles su tributo. Y en las primeras horas de la tarde, luego de las oraciones pertinentes, se levantan las ofrendas "bendecidas" por las almas.
El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, será asueto escolar y administrativo en todo el territorio provincial, según dispuso el Gobierno provincial, en virtud de conmemorarse "una fuerte tradición en la provincia, con expresiones populares y de celebración litúrgica".