Los festejos de cientos de miles de hinchas que aguardaban al seleccionado argentino en Plaza de Mayo estallaron poco después de las 16 luego de que los helicópteros que llevaban a los campeones mundiales sobrevolaran la zona, mientras las imágenes se transmitían a través de las pantallas gigantes dispuestas en el lugar.
Cuando una hora antes corrió el rumor de que los jugadores aterrizarían en la Casa Rosada, lo que no se confirmó nunca oficialmente, una marea humana se abalanzó desde el Obelisco y la zona de la autopista 25 de Mayo y la avenida 9 de Julio a Plaza de Mayo y alrededores, con la expectativa de saludar al seleccionado campeón de Qatar 2022.
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Al sobrevolar los helicópteros la Plaza de Mayo, estallaron los gritos de los hinchas, que corearon al unísono "Dale campeón, dale campeón" y corrieron en dirección a la Casa Rosada.
Juan Cruz, de 7 años, del barrio porteño de Villa Lugano, aseguró a Télam que se siente "muy emocionado" desde que vio que podría ver a Lionel Messi y que "es el día más feliz de su vida".
Mientras tanto, cientos de personas continuaban llegando, mientras pedía para que "por favor" el helicóptero "pase por Casa Rosada".
Desde temprano a la mañana, caravanas de familias y grupos de amigos recorrían las calles entre Plaza de Mayo y el Obelisco, donde esperaban ver a los campeones "sin perder las esperanzas" en alguno de estos lugares emblemáticos del centro porteño.
Durante horas, los hinchas permanecieron bajo un sol abrumador, que sólo aliviaba con los chorros de agua, los chapuzones en las fuentes y la espuma de los festejos.
Los más jóvenes, casi sin voz pero con "mucha ilusión", no cesaron los cantos típicos que acompañaron todo el mundial y bailaron entre todos al ritmo de "Muchachos...".
"Dimos un millón de vueltas según lo que van diciendo, ahora creo que nos vamos a quedar en Casa Rosada a la expectativa de que vengan", contaron a Télam Sol y Analía, que se acercaron a los festejos junto a su grupo de amigos.
"Vinimos a la mañana desde Villa del Parque con toda la expectativa por verlos. Hace muchos años que estamos esperando esto, es una alegría para nosotros y lo queremos festejar con ellos", aseguraron.
Los puestos de bebidas y los de choripanes, que costaban alrededor de 1.000 pesos, se llenaron de hinchas que recorrían la zona cubriéndose la cabeza del sol con gorros, banderas y cartones.
"Si lo veo a Messi no se que haría, me voy a largar a llorar", dijo Tiago (13) de Boedo, acompañado por sus amigos y su mamá Camila, quien agregó que permanecían en la plaza porque "es el lugar más seguro para que vengan".
Pasado el mediodía y sin información certera, algunas familias con niños emprendían el regreso a sus hogares "por el tremendo calor que hace" y dispuestos a seguir la jornada por televisión.