El pueblo hincha del fútbol y el que no también, lo viene sufriendo desde México 1986,
Se hablan de 36 años para conseguir una nueva Copa Mundial. Es cierto, el pueblo hincha del fútbol y el que no también, lo viene sufriendo desde aquella Copa lograda en México 1986, una copa que levantó Maradona rodeado de obedientes y fuertes jugadores comandados por Carlos Salvador Bilardo; una Copa que los actuales campeones del Mundo, ni la vivieron por televisión; excepto los integrantes del cuerpo técnico encabezado por Lionel Scaloni, ese ninguneado periodísticamente cuando se atrevió a tomar esa zartén caliente y sin mango que había quedado sobre la hornalla después del Mundial de Rusia 2018; un mundial que ya, en el ambiente futbolero argentino enturbiaba las miradas hacia un buen horizonte.
La Selección venía con un lastre que había comenzado en el Mundial de Estados Unidos 1994 en el que la habían "cortado las piernas a Diego Armando Maradona", ese que nos había llevado con su magia al título de 1986 y con un tobillo a la miseria nos puso en una final en Italia 1990.
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Pero, la ilusión, siempre estaba latente con una Selección Argentina candidata en cada Mundial.
Pasaron grandes campañas en Eliminatorias, algunas sufridas (como la que nos llevó México) pero siempre la Selección argentina, llegaba como candidata; pero los fracasos (de acuerdo a que le llamemos fracaso en el fútbol) se sucedían y la desazón volvía a apoderarse del pueblo futbolero que no dudaba en hacer "odiosas" comparaciones siempre invocando la figura de Diego Maradona con el que le tocaba ocupar no su lugar sino uno parecido (ojalá eso no ocurra cuando Lionel Messi no esté en la Selección) y sin razonamientos previos, era un jugador castigado por críticas que los despellejaban mirando a lo que ya había sucedido de manera exitosa y los fanáticos esperaban idéntico resultado de procesos deportivos que ya venían cambiando con el pasar de los años.
Y así, con esa presión (que en ningún momento generó el haber ganado el Mundial de Argentina 1978) pasó el Mundial 1982 en España, quizás el gran "fracaso" de Diego Maradona que no había estado en 1978 por decisión de Cesar Luis Menotti el DT campeón cuatro años antes que para entonces continuaba en el cargo.
Pero nuestra Selección tiene tanta riqueza, cosas que nunca nos enteraremos, hasta que llegó Carlos Salvador Bilardo, al cargo de DT. El doctor comenzó un trabajo que recibió muchas críticas, convocaba jugadores que; desde el periodismo eran resistidos, pero el "Narigón" era fiel con el mismo y fue formando, sin egoísmos un grupo que trabajaba a futuro.
Ese grupo en el que estaban el por entonces "desconocido" José Luis Cucciufo, el resistido Oscar Garré, Pedro Pasculi, veteranos para entonces como Marcelo Trobiani, Ricardo Bochini, otros jóvenes "inexpertos" para muchos como Sergio Batista, o el temperamental Oscar Ruggeri, el floreciente "Claudio" Borgui. De ese grupo armado por Bilardo los que venían con experiencia mundialista eran Daniel Passarella, el "Vasco" Olarticoechea y Jorge Valdano.
El trabajo de esa selección fue llevado a cabo de manera exaustiva, Bilardo no dejaba detalles librados al azar, pero las críticas durante las eliminatorias, llovían sobre ese plantel que supo mantener la cordura.
Luego llegó el Mundial en México y el título, que primero hizo arrepentir a muchos con banderas que rezaban "Perdón Bilardo" cuando la Selección regresó al país, pero a la vez ese título dejaba abierto un burdo debate que duró años: Menotti o Bilardo, los dos primeros campeones del Mundo con la Selección Argentina. Discusión de mesas de café, de programas deportivos, de asados entre amigos pero en el medio había una camada de grandes técnicos en Argentina que esperaban su oportunidad, otros ya habían pasado con la misma pena que Menotti había terminado el Mudial de España con una mala versión de Maradona que cuatro años después obnubiló al mundo con su juego en México.
Y así, los argentinos nos pasamos esperando títulos mundiales de Selecciones llenas de figuras con técnicos de alto nivel, como Alfio Basile (que Scaloni le quebró el récord de partidos invictos), José Pekerman, Marcelo Bielsa, Diego Maradona, Alejandro Sabella (subcampeón en Brasil 2014) y Jorge Sampaoli en Rusia 2018.
El pueblo argentino, sentía una frustración tras otra cada cuatro años con una ilusión que se rompía: Los logros que esperaban los hinchas (igual que los jugadores que no podían conseguirlos) no llegaban y la mochila era cada vez mas pesada. Para entonces, el hoy mas grande del fútbol mundial, Lionel Andres Messi, ya tenía cuatro mundiales a sus espaldas y si se quiere expresar cruelmente, cuatro fracasos. Así se lo hacía sentir la gente y el periodismo, con esa "odiosa" comparación recordando al Maradona jugador. Al fin y al cabo, son completamente distintos.
Pero llegó el turno de Lionel Scaloni que tuvo templanza y el compromiso de hacerse cargo de la Selección Argentina. No tardaron en llover los cuestionamientos sobre su experiencia como entrenador.
Pero no le tembló la lengua para comunicar quien seguia y quien no en el equipo Argentino y comenzó su trabajo (con cierta similitud a la que pasó Bilardo) enfocándose al horizonte que quería llegar, descomprimiendo a un Messi al que le hacían pesar la Selección en lugar de disfrutarla y fue armando un grupo, un equipo, que de a poco fue metiéndose en el sentimiento del hincha, en los corazones futboleros; por actitud, respeto y con resultados, que se vieron plasmados con la obtención de otra materia pendiente que tenía la Selección: ganar la Copa América (la última la había ganado en Chile la Selección de Alfio Basile, en 1993, la previa del Mundial de Estados Unidos). Fue ahí que la Selección argentina conducida por Lionel Scaloni terminó de enamorar al mundo futbolero. No solo a los argentinos, sino al Mundo.
Demás está contar los últimos 30 días de este grupo, de la "Scaloneta" que emocionó al país y que ayer con su paseo por la ciudad de Buenos Aires mostrando la Copa, sintió en la piel lo que consiguió: La tercera estrella para la camiseta "celeste y blanca", esa estrella que nunca olvidarán esos muchachos que nos volvieron a ilusionar.