Brasilia,- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, lloró ante la multitud que desbordó Brasilia cuando habló de la desigualdad, luego de recibir esta tarde la banda presidencial de manos de una mujer negra y rodeado por representantes del pueblo, ante la negativa del mandatario saliente, Jair Bolsonaro, de hacer el traspaso del mando, y apuntó a la reconciliación social cuando prometió "gobernar para 215 millones".
"Voy a gobernar para 215 millones de brasileras y brasileros y no solo para quienes votaron por mí", prometió Lula en su discurso en el parlatorio del Palacio del Planalto, sede del gobierno de Brasil.
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"A nadie le interesa un país viviendo en pie de guerra", agregó y pidió terminar con las "bombas y las fake news".
"La necesidad de unir al país, somos un único país, un único pueblo, somos todos brasileros", insistió.
Brasil no tiene un Ministerio de Reconciliación Nacional, como lo tienen países como Siria, y tampoco es Siria, pero la idea de una rivalidad social como una herida que sangra parece ser la lectura del mandatario sobre el legado de Bolsonaro.
La idea de reconciliación de la sociedad sobrevoló toda la ceremonia de su toma de posesión de mando.
Cuando el mandatario saliente decidió irse del país, a solo 48 horas de que su sucesor asumiera el cargo, y por ende, se negara a colocarle la banda presidencial, solo fue un momento más en que se escenificaron las rivalidades que atraviesan.
Tampoco el vicepresidente saliente, Hamilton Mourao, quiso asumir la tarea.
El último dictador de Brasil, João Figueiredo, fue el único que no pasó la banda al presidente entrante, José Serney.