El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos

ENFOQUES Por Gustavo Lores (*)

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se fundó en 1961, está integrada por 36 países y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo;la República Argentina mantiene la categoría de país observador dentro de este foro.La prueba PISA, identificada con las siglas de su denominación en inglés "Programfor International StudentAssessment", es una propuesta que lleva adelante la OCDE cada tres años, desde el 2000. Argentina participa del estudio de manera ininterrumpida desde 2006.

El objetivo de la prueba es evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapade enseñanza obligatoria que, en la mayoría de los países miembros, se extiende hasta los 15 años.Se trata de una población escolarizada que seencuentra a punto de iniciar la educación terciaria o de integrarse a la vida laboral. El Programaha sido concebido como un recurso para ofrecer información abundante y detallada que permita a los países miembros y a los observadores adoptar las decisiones y políticaspúblicas necesarias para mejorar los niveles educativos.

Los resultados de la prueba PISA 2022 se muestran desde el 5 de diciembre pasado en el sitio oficial de la OCDE https://www.oecd.org/publication/pisa-2022-results/y específicamente los correspondientes a nuestro país están disponibles en https://www.argentina.gob.ar/noticias/resultados-pisa-2022.

A nivel global, Singapur lideró la clasificación mundial en la evaluación de Matemáticas, seguido de China, Japón y Corea. Si bien los niveles generales de rendimiento disminuyeron sensiblemente respecto de 2018, algunos sistemas educativos lograron avances en la disminución de la brecha vinculada a la posición socioeconómica de las familias.Entre 2018 y 2022, el rendimiento medio enLectura sufrió una leve disminución mientras que en Ciencias no cambió significativamente, siguiendo la tendencia de hace una década. Dieciocho de los ochenta y un países participantes obtuvieron resultados superiores al promedio de la OCDE en Matemáticas, Lectura y Ciencias en 2022. Todos pertenecen a Asia o a Europa.

En el caso de los alumnos argentinos (se han evaluado 14.638 estudiantes de 460 escuelas de gestión pública o privada distribuidas en todo el territorio), el resultado arrojó los siguientes indicadores para los estudiantes evaluados: el 73% no alcanza la mínima formación esperada en Matemática; más de la mitad tampoco logra la calificación mínima en Lectura ni en Ciencia. Con relación al resto de los países de América Latina que participan de las pruebas PISA a partir de 2006 -Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay- la Argentina en cada prueba estuvo por debajo de los puntajes promedios tanto en Matemática como en Lectura y Ciencia, junto a Brasil y Colombia. Chile, México y Uruguay los superaron sistemáticamente. 

Roberto Abdala, Director de la Licenciatura en Educación presencial de la Universidad Nacional de Quilmes, señaló al conocerse las cifras: "Los resultados de la última evaluación refuerzan la tendencia que se visualizó en 2018, por lo que no hay grandes cambios sustantivos. De hecho, Argentina no tiene modificaciones que en otros países sí se vieron a raíz de la pandemia. Sin embargo, las PISA muestran un estado general de cierta crisis educativa que quizás no es nueva".

Las estadísticas corroboran algo que sucede en las aulas. Docentes de todos los niveles, incluso en la Universidad, advierten sobra la baja pronunciada del nivel de comprensión y elaboración de textos básicos, como así también de poder hacer cálculos sencillos. Es notable que los mismos Docentes que tienen la capacidad de determinar la baja calidad de formación de sus alumnos son los que están a cargo de su educación, tanto en la gestión pública como en la privada.

Está claro que resulta necesario establecer políticas de Estado -no de gobiernos- para hacer acuerdos básicos con respecto a los objetivos en materia de educación,cómo gestionar el financiamiento -la enorme mayoría de las escuelas y colegios de gestión privada son actualmente subsidiados por el Estado- y la evaluación de desempeño docente. Para determinar las causas de la mala calidad educativa y la solución a estos déficits no es suficiente con evaluar el rendimiento de los alumnos. Se hace imprescindible monitorear la capacidad de enseñar que demuestran los docentes. Es necesario alcanzar los núcleos fundamentales de la formación obligatoria: que los chicos sean capaces de plantear y resolver problemas relacionados con la Matemática, sepan leer, comprender y escribir un texto con significado. El primer paso debería ser, en consecuencia, verificar que los docentes en la actualidad también lo pueden hacer. ¿Por qué? Porque los actuales docentes son los que desde hace dos décadas fueron estudiantes que se recibieron en los distintos niveles educativos con esta formación deficiente. Lo más probable es que, por ejemplo, 7 de cada 10 maestros o profesores no alcancen la mínima formación esperada en Matemática.

Por lo general los programas de actualización docente no apuntan al centro de la cuestión, a los puntos centrales de su responsabilidad en el aprendizaje de los alumnos. No apuntan a explicarle a los docentes cómo utilizar los indicadores de rendimiento en el aula para evaluar lo que efectivamente aprenden significativamente sus estudiantes. Por otro lado, las condiciones de trabajo docente en los niveles obligatorios distan de ser las óptimas: están sometidos a la falta de respeto por parte de los alumnos y sus familias, los salarios son comparativamente incompatiblemente bajos con relación a la tarea que desempeñan, las cargas horarias de trabajo que se requieren para que el ingreso mensual de un docente de nivel inicial, primario o secundario sea razonable es extremadamente superior a la que una persona normal puede dedicar cumpliendo a conciencia con la totalidad de las obligaciones vinculadas a su función. Todo ello genera un clima de desorden que repercute en los alumnos, muchos de los cuales serán docentes en un futuro no muy lejano.

La dificultad que se le plantea a la sociedad en este escenario no se limita a la obtención de un pésimo resultado en las evaluaciones de los jóvenes en Matemática, Lectura o Ciencia. Es mucho más grave: los datos de la prueba PISA 2022 muestran que los jóvenes de 15 años leen cada vez más en línea para satisfacer sus necesidades de información (por ejemplo, noticias en línea frente a periódicos). Al mismo tiempo, los cambios tecnológicos en la digitalización de la comunicación continúan remodelando los hábitos de las personas (por ejemplo, chats en línea frente a correos electrónicos). El consumo total en línea de los jóvenes de quince años ha aumentado de 21 horas semanales en PISA 2012 a 35 horas semanales en PISA 2018, casi el equivalente a una semana laboral promedio de un adulto en los países de la OCDE. El flujo masivo de información que caracteriza la era digital exige que los lectores sean capaces de distinguir entre hechos y opiniones, y aprender estrategias para detectar información sesgada y contenido malicioso como correos electrónicos de phishing o noticias falsas. Con la formación actual, mucho más de la mitad de los jóvenes son incompetentes en este sentido. Las consecuencias están a la vista. 

(*) Ex Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Jujuy

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