Más de 400 mil personas lo despidieron en histórico funeral, entre ellos el presidente Javier Milei.
Roma - Descansa en paz, Francisco. El mundo enterró ayer a un papa cuya misión fue sacar a la iglesia a la calle, "siempre atento a los marginados de la sociedad", cerca de la gente, de los refugiados.
El impresionante funeral solemne de Francisco, que atrajo a esta capital -totalmente colapsada y blindada por un evento histórico- a los poderosos del mundo y a una multitud conmovida por su muerte. En total, unas 400.000 personas se acercaron con fervor y gratitud a despedir a Jorge Bergoglio: 250.000 al funeral en la Plaza de San Pedro y otras 150.000 acompañaron el recorrido del papamóvil que trasladó el féretro hasta la Basílica Santa María la Mayor, lugar donde descansarán sus restos.
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El funeral incluso dio lugar a una suerte de último "milagro" del papa Francisco, defensor a ultranza de la cultura del diálogo en un mundo