Y SE CONSOLIDA LA CRISIS DE EMPLEO
Buenos Aires,- El jueves se conmemora un nuevo "Día del Trabajador", en un contexto en el que no hay mucho por celebrar. Con una inflación que, con altibajos, nunca pudo sacarse de la escena, los salarios de trabajadoras y trabajadoras se contrajo en la última década en un cuarto de su valor real -es decir, se compra con el mismo esfuerzo nos queda un cuarto changuito sin llenar-. En los últimos meses esa crisis de ingresos, intensificada por la devaluación de diciembre de 2023 y el nuevo esquema cambiario, se combinó con destrucción de puestos de trabajo y la pauperización de las condiciones laborales para quienes aún siguen en la actividad.
El último dato oficial, enero, de la Secretaría de Trabajo da cuenta de una caída en todos los segmentos asalariados, tanto privados como públicos y de casas particulares, y un leve traspaso a formal de menor calidad, como monotributistas y autónomos (no llegaron a compensar la caída de los asalariados) y un desplome del 60 por ciento en los inscriptos del monotributo social. En materia de ingresos, este martes se conocerá el dato de febrero, que se comparará con una inflación que comenzaba a acelerarse frente al atraso cambiario.
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Las desregulaciones laborales que implementó el gobierno de Javier Milei a través del mega decreto con que desembarcó a fin de 2023 -sin contar con las reformas estructurales que impone el Fondo Monetario- impactaron plenamente en un deterioro del trabajo registrado, entendido como aquellas relaciones laborales con acceso a las prestaciones contributivas previstas en el sistema de seguridad social.
De acuerdo con el informe oficial, en términos interanuales ya comparando con el parate que generó el ajuste presupuestario y devaluación mileísta desde el inicio de su administración, se destaca entre los registrados las caídas en asalariados totales (-1,2 por ciento); dentro de estos los privados (-1,3 por ciento), los públicos (-1,3 por ciento) y de casas particulares (-3,8 por ciento). Se registraron subas marginales en modalidades de contratación más precarias, como monotributistas (0,6 por ciento) y autónomos (1,2 por ciento). Sin embargo, estas últimas mejoras no alcanzan a compensar (por volumen) la caída de los primeros.
En enero de 2025 se contabilizaron 10,128 millones de personas con empleo asalariado registrado (incluyendo el sector privado, el sector público y el trabajo en casas particulares) y 2,726 millones de personas con trabajo independiente (monotributistas y autónomos). En ese mes se sintió además la baja a 406.000 monotributistas sociales tan solo en diciembre, que impactó en una reducción del 60 por ciento del padrón, de 673.000 a 267.000 inscriptos. El Monotributo Social comprende a personas en condiciones de vulnerabilidad social o desempleo, titulares de programas de sociales, como Acompañamiento Social, Volver al Trabajo y Microcrédito, o que estén desarrollando, o quieran iniciar, emprendimientos económicos vinculados al Desarrollo Local y la Economía Social, sean productivos, comerciales o de servicios, programas desarticulados por el gobierno de Milei.
LOS SALARIOS A LA COLA
Estos bajos niveles de empleo y alta precarización se transforman en fuertes disciplinadores sobre los salarios, que acumulan años de rezago frente a los precios. A esto se suma una nueva ola de apreciación cambiaria que, hasta el momento, el flamante esquema de "flotación" no solucionó. En el actual contexto de estancamiento productivo, la alta inflación provocó una fuerte reducción de los salarios reales que es lo que permitió mantener el nivel de empleo.
"La contrapartida de la tranquilidad cambiaria es que los problemas de competitividad mantienen plena vigencia. La tradición en la Argentina es que los cambios en la política cambiaria estén asociados a grandes devaluaciones que alivian la situación de los exportadores y de quienes compiten con importaciones. En esta ocasión las dificultades se mantienen y la tendencia es al agravamiento de la falta de competitividad en el futuro", destaca un informe del centro de estudios Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
Según datos del Ministerio de Economía y la Secretaría de Trabajo comparando el 2024 con el 2013 aparece que:El Producto Bruto Interno (PBI) es un 2,5% inferior.El empleo asalariado registrado en empresas privadas es un 2,4% superior.El salario real cayó un 25%.
"En un contexto de contracción de la producción, el empleo tuvo una muy modesta expansión y la clave para que no hubiera destrucción de empleos formales fue la enorme caída del salario real. Aun con esta fuerte caída del salario real se generaron muy pocos empleos formales, forzando a que la gente se insertara en empleos precarios", señala el documento de IDESA. Los aproximadamente 3 millones de entrantes al mercado laboral se insertaron en empleos de menor calidad, donde un 40 por ciento lo hizo como monotributista y el 60 por ciento restante como asalariado o cuentapropista no registrado.
Bajo este paupérrimo desempeño productivo y laboral no sorprende que la pobreza pasara del 30 por ciento en el 2016 (primer año que se volvió a medir) al 46 por ciento en el 2024.