EN RECHAZO, RENUNCIÓ EL FISCAL DE DELITOS ELECTORALES
Washington - El fiscal general de Estados Unidos, William Barr, entró en la batalla abierta por Donald Trump para judicializar el escrutinio de las elecciones presidenciales con un medido memorando en el que instruye a los fiscales federales de todo el país a investigar las acusaciones que sean "claramente creíbles" y afectan al resultado. La intervención del fiscal general resulta inusual, ya que la supervisión del desarrollo de las elecciones es responsabilidad de los Estados.
Barr se distancia de las teorías conspirativas del presidente: las investigaciones, recalca, "pueden llevarse a cabo si hay acusaciones claras y aparentemente creíbles de irregularidades que, de ser ciertas, pudieran afectar al resultado de la elección en ese Estado". Aun así, el mero hecho de la carta, a raíz de la acusación generalizada e infundada del presidente, pone en tela de juicio, una vez más, la independencia de Barr.
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A las pocas horas, Richard Pilger, responsable de la división de fraude electoral del Departamento de Justicia, presentó su dimisión, según The New York Times, tras la orden del fiscal general, William Barr.
"Habiéndome familiarizado con la nueva norma y sus ramificaciones (...) lamentablemente debo renunciar a mi cargo como director de la División de Crímenes Electorales", anunció Pilger en una comunicación interna filtrada a medios estadounidenses.
Pilger, además, lamentó que la orden de Barr "deroga una norma de 40 años de no interferencia (federal) en investigaciones de fraude electoral durante el periodo anterior al de certificación de las elecciones".