La flamante curadora en jefe del Museo Malba, la historiadora del arte e investigadora del Conicet María Amalia García, adelantó que planea una gestión con perspectiva latinoamericana donde sea posible "poner en crisis los valores de la alta cultura" y acepta el desafío de repensar la experiencia artística en un museo que no es (ni será) igual tras la pandemia: "asistimos, por un tema económico, a una revisión hacia adentro y cierta valorización y énfasis de lo local".
Especialista en arte moderno latinoamericano, las líneas de investigación de García proponen abordajes comparativos, redes culturales e interacciones regionales. Es doctora y licenciada en Historia del Arte en la Universidad de Buenos Aires y docente e investigadora de Conicet.
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-Télam: Fuiste asistente de curaduría en el Malba hace veinte años ¿Cómo es, desde entonces, tu vínculo con el museo?
-María Amalia García: Mi relación con el museo es larga. Yo trabajaba con Marcelo Pacheco en "Espigas" como asistente de curaduría. Estuve muy poco tiempo porque salió la beca del Conicet para hacer mi doctorado y en ese momento tenía muchas ganas de priorizar la investigación. Pero siempre estuve cerca del Museo. En 2009, junto a Adriana Lauría, hice la curaduría de la exposición Yente - Prati. La experiencia de trabajar ahí en ese momento fue alucinante.
-T: El arte estuvo entre los rubros más afectados por la pandemia pero tal vez sea uno de los que salgan más airosos de la experiencia de desconcierto y encierro. Las instituciones tuvieron, en mayor o menor medida, que reinventarse ¿Qué cuestiones relativas al acervo y al programa de exposiciones temporarias del Malba te parece importante repensar?
-M.A.G: La pandemia trajo cosas positivas al circuito artístico argentino. La más importante creo que es la relacionada a los vínculos, a la creación de la Red Argentina de Museos y Espacios de Arte (RAME). Se generó una sinergia entre instituciones que es importante profundizar porque se pueden hacer muchas cosas, que tienen que ver con compartir y actuar en comunidad. La pandemia nos pide pensar el arte en un sentido más comunitario. Estaría bueno empezar a diseñar otras circulaciones y reconocer los acervos institucionales que muchas veces son invisibilizados.