HONDURAS
Esta semana se cumplieron 12 años del golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Manuel Zelaya en Honduras y, en ese tiempo, su esposa, Xiomara Castro, pasó de ser su primera dama y defensora a la candidata presidencial de un nuevo partido que se define como "feminista, antipatriarcal, revolucionario e incluyente" y abre la agenda a problemáticas urgentes que habían sido hasta ahora ignoradas en el país.
Castro, de 61 años, se convirtió en 2013 en la segunda mujer hondureña en ser candidata oficial a la Presidencia, detrás de Nora de Melgar, postulada sin éxito en 1997. Pero esta vez, en su segundo intento, tiene chances de ganar, un hecho inédito en un país que todavía adeuda el debate sobre los derechos de las mujeres.
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Ese cambio, si se concreta en las elecciones de noviembre próximo, sería el corolario de una serie de cambios graduales pero profundos.
Ella ya no es la misma que en 2009, cuando vio cómo los militares un domingo de julio a mitad de la noche irrumpieron en el Palacio Presidencial y sacaron del poder a su esposo en pijama y a punta de ametralladoras.
De hecho, fue eso lo que la impulsó a sumergirse en manifestaciones multitudinarias de trabajadores, campesinos e indígenas, pese al temor generado por una dictadura que había puesto el foco sobre su familia.
"Es mi obligación como hondureña defender mi país, pero también mi deber como madre y esposa defender a mi familia", declaró Castro, tres semanas después del golpe de Estado.
Ayudó a fundar la rama femenina del partido Liberal, creó centros de asistencia para las madres solteras en los departamentos más pobres del interior y se involucró en la lucha regional contra el sida.
Pero con la popularidad que forjó en las protestas contra el golpe y el regreso del exilio de su esposo, en 2011 fundaron juntos Libertad y Refundación (Libre).