La elección de un nuevo presidente por parte de un Senado diezmado y la decisión de la ONU de no enviar tropas, pese al pedido de las autoridades, parecen complejizar la situación de Haití, un país todavía conmocionado por el asesinato de su mandatario Jovenel Moïse y enmarañado en disputas internas.
El Senado, que tiene apenas 10 de sus 30 integrantes originales, eligió como presidente interino a Joseph Lambert, ante el vacío institucional que dejó la muerte de Moïse esta semana y mientras el primer ministro saliente y el designado apenas dos días antes del magnicidio se disputan el control.
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"Joseph Lambert, elegido por el pueblo como senador de la República y por sus pares presidente del Senado, es elegido para cumplir la función de presidente provisional de la República de Haití hasta la entrada en funciones del nuevo Parlamento, el segundo lunes de enero de 2022", resolvió el Senado.
El texto adelantó que "al tomar el juramento, el presidente provisional será instalado de inmediato en sus funciones en el palacio nacional" y dio por hecho que Lambert "entrará en consulta con los distintos sectores de la vida nacional con miras a formar un Gobierno de acuerdo nacional encargado de ejecutar políticas adaptadas al interín", según publicó el sitio del diario El Nouvelliste.
La designación de Lambert es el resultado de un acuerdo de partidos bien opuestos entre sí, que también se pusieron de acuerdo en que el cargo de primer ministro es para Ariel Henry, que había sido nombrado por Moïse días antes de su asesinato.
Quien debe dejar su lugar, entonces, es Claude Joseph, hasta acá primer ministro, que a la muerte de Moïse había asumido tácitamente la jefatura de Estado, había prometido mantener las elecciones presidenciales de septiembre, como exigió Estados Unidos.
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